LA POBRE VIEJA
LA POBRE VIEJA Ella ahora ya está enferma. Ella ahora ya está mal. Sus hijos se han ido a la capital. Y ella, en casa, se ha quedado, en un ambiente rural. Ella vive en Cajamarca, profundidades de Perú, y sus hijos oyendo que la capital, Lima, progresa, han ido allí. Y prácticamente la han olvidado. Sus vacas, sus carneros, la acompañan. Un que otro perro también. Y ahora apenas moviéndose con un bastón, avanza hacia el fogón donde le espera un leño verde. Un leño verde que todavía no está seco ni prenderá. Un leño verde que de ser seco seguro ni podría rajar ya que su vejez le ha ganado. Y sola, y con su perro, se ha quedado. Ni un nieto, ni un familiar. Todos se han ido. Y en la capital, donde, al fin, fue su intención mandarles, allí están. Allí seguro -piensa ella- tendrán vida buena. Y si algún día vuelven, aunque no lo sabe, ella los recibirá, …si aún le quedan fuerzas. Anda por las pampas. Y vé a las vacas. Las guarda y las planta en los pastiz