POR ESO ERAS TAN FLUíDO


“En honor a Javier Marías”


 

Yo sé tú secreto…

 

A mí no me puedes engañar,

yo sé tú secreto.

 

Cuando te ponías a escribir, lo encendías.

Y hacías click.

 

Yo lo sabía,

 

pero nada decía. Solo venia; entraba a tu departamento; y limpiaba la casa.

 

Siempre ahí estabas viéndome.

Pero, ojo, nunca me tomaste…

 

Yo sé tú secreto.

 

Aunque nadie lo sepa, yo sé porque tu prosa es fluida,

porque a veces tu voz estaba ronca.

 

Yo lo sé.

 

Escúchame,

 

ese pájaro que ahora canta

y que sin duda te acompañó cuando te fuiste al cielo

fue el mismo también que me vio cuando una vez

que fui a tu departamento a limpiar,

 

tu no parabas de hablar.

Y no paraste porque hasta el baño te entraste.

 

Yo lo sé.

 

Habías hecho el clik;

 

y ya no podías detenerte.

 

…Jajaja

 

Me hubieras contratado como tu asistente pues.

Me remangaba las piernas para ti; Pero tú,

nada.

Solo mirabas,

 

y no me tocabas.

 

 

Te extraño, Javicho,

 

te extraño.

 

Me dabas buenas propinas.

 

Y hasta cuando mi madre se puso mal por el Covid,

tu aun a la distancia, me ayudaste.

 

¡Me mandaste mil euros para mi madre!,

Y eso no lo olvido, Javicho. Si hubieras sido más atrevido,

 

yo me hubiera dejado,

al menos, dos o tres veces lo hubiéramos hecho…

 

Qué pena me dio cuando escuché que te pusiste mal;

que las cosas se te complicaron.

 

Claro, yo ya estaba lejos.

 

Yo ya estaba en otro trabajo.

 

Y es que esta maldita pandemia nos ha fregado a todos.

 

 

Pero yo, Javicho, conozco tu secreto.

 

Conozco tu secreto,

 

y como homenaje a ti se lo diré al mundo entero.

 

Que tú nunca escribías ni usabas la máquina de escribir antigua,

sino que grababas tu voz en audio y después, la copiabas.

 

Por eso eras tan fluido.

 

Fíjate que después de muerto,

recién empecé a leerte de verdad

y de alma tus escritos.

 

Y ahora, sé que eras bueno,

 

aunque me hubiera gustado que me hubieras hecho un hijo.

 

 

¡Javicho, malcriado,

 

mirabas mi trasero cuando me agachaba!

 

Pero nunca me tocabas.

 

¡Que tontos, ojalá lo hubiéramos hecho!

 

 

Ese pájaro que sin duda debe estar todavía viviendo

porque tenía su nido ahí junto a tu departamento,

vio también seguro que te ibas al cielo

porque ese mismo, te lo juro,

vino a mí

cuando, por fin,

por la tele y los medios,

comunicaron tu deceso.

 

Pobre, mi Javicho,

 

Javicho mío,

 

si lo hubiéramos hecho….





Comentarios

Entradas populares de este blog

LA RISA

EL CONCEJO

PASEO DE VERANO