PRODIGA NAVIDAD



Una mesa, unas velas, una canción son las cosas que tengo para ti hoy.
El hombre le había dado a su hijo la herencia porque estaba a punto de casarse y él la recibió de buen agrado pues sentía que era su derecho por ser hijo único y de nacimiento.
Triste fue en el padre verlo partir, y más aún cuando se lo pidió.
Ese fue un dolor que pensó el padre seria antes de irse al cielo cuando se lo lleve Dios.
Y pasaban algunas aves cuando el tiempo pasó y todo lo que el padre le dio por herencia a su único hijo se le acabó, y vinieron tiempos de hambre. La mujer que debió ser su esposa cuando vio que él ya no tenía dinero, lo abandonó y él acabó gradualmente como muchos que salen del nido antes de tiempo, sólo, perdido y sin dinero.
Una mesa, unas velas, una canción, son las tres cosas que tengo para ti hoy.
Y la nieve empezó a caer y el hambre le empezó a fustigar. Y a tan bajo llegó el pobre muchacho que de lo glorioso y acomodado que estaba al lado de su padre siendo su administrador, ahora recorría las calles con una vieja escoba y lo que encontraba muchas veces, las más, restos de alimentos se los llevaba pues hacia frío y no tenía sino un rincón en la calle y unas pesetas de pago al lado de unos toldos viejos y reciclados
Una estrella brillaba en tanto cuando pasaba una familia tras de un cristal, feliz, le recordaba al hogar aquel que atrás había dejado. Pero que por una mala decisión todo lo hubo perdido y lloraba en silencio y por momentos decía entre sueños: “Padre, Padre, donde estás?”.
Una mesa, unas velas, una canción, son las tres cosas que tengo para ti hoy.
Y te las puedo compartir si como un gorrión vuelas por los aires y vas de casa en casa a ver de quien es digno la bonanza y la alegría de una fecha que puede cambiarlo todo gracias a que viene llena de esperanza.
Una algarabía de espíritu que en el mundo cada diciembre une a las almas y al Creador a sus hijos. Y recrea bajo esta manta llamaba cielo una atmósfera de paz y armonía que no se ve en otros meses ni días.
¡Vengan, vuelen pájaros, las estrellas están brillando!.
Sobre las mesa, más que un delicioso pavo, se sirve la esperanza de una bonanza que puede cambiar todos los rumbos y todas las gracias.
Una mesa, unas velas, una canción, son las tres cosas que tengo para ti hoy.
Pero no nos salgamos de la historia, y sigamos con el muchacho que viviendo en la calle después de haber estado residiendo con su padre en una mansión, decidió de pronto, volver.
Si señores, volver.
Harto de pasar frio y viendo que las personas se reconciliaban y que había por ser diciembre ese aroma a fraternidad que volver a sentir en su padre esperaba.
Y no deseó sino pasar desapercibido en todo y por un tiempo lo logró. Y es que había ingresado a trabajar en la fábrica de su padre.  Y aquel no sabía que eso aconteció.
Solo el jefe del personal que era su amigo y que otro nombre le dio, sabía quién era. Y  se acercaba Navidad y ya con lo que cobró pudo alquilar un cuarto y un poco de carbón también comprar, y pan. Y  estaba feliz.
Una hoja en ese momento por el viento arrastrada no se desde donde cayó a los  ojos del muchacho quien restregándose con las manos no pudo más y arrodillado empezó a llorar con grandes lagrimas arrepentido realmente de haber dejado a su padre por ir tras algo que el sabia quizás en su corazón que mal iba a acabar. Lloró porque perdió tanto con eso, y lo peor no se sentía capaz de enfrentar a su padre, y menos, pedirle que vuelva a casa. Solo quería seguir trabajando en la fábrica y así fue.
Y la nieve siguió cayendo, y los árboles navideños en cada casa se veían
Una mesa, unas velas, una canción, son las tres cosas que tengo para ti hoy.
Y quiero que la compartas por favor: el viento que corre y que avanza.  La noche que es negra y que viene: y Diciembre que de todos los meses parece que algo en ella arrastrara una magia.
Vengo a decir que llego el día 24 y era un día especial en toda la Villa.
Y ese día no hubo trabajo; solo vinieron los trabajadores a recibir sus regalos.
Y en eso, no aguantando más el padre y habiéndosele conferido el secreto que el amigo del muchacho no pudo seguir ocultando más por la emoción, fue él mismo esa noche; y viéndolo a su hijo no pudo sino abrazarlo de emoción y el hijo no aguantando más la angustia que le causó, ambos empezaron a llorar por el dolor que un día esa misma los separo. Y se abrazaron y se besaron, y lo invito a  casa y lo hizo entrar en ella  otra vez como antes. Y se sirvieron lechones y hubo mucha algarabía por la vuelta del hijo que había regresado de lejos. Y una estrella brillaba intensamente mientras la esperanza vestida de bonanza entre los hombres embelesaba por ahí su paso húmeda y acercaba a Dios a los hombres como el viento acercaba a la Luna sus versos y la tierra parecía entonces toda llena de gente buena.
-          Ho, ho, ho –

Se oía por ahí el reír de un señor bigotón y gordinflón.
Y……
Estas son las tres cosas que tengo para ti hoy: unas velas, una mesa, y una canción con la cual tejí hoy esta historia de amor; y este verso que igual la noche ilumina y te desea lo mejor en este año venidero de  todo corazón.
-          Ho, ho, ho.

Bienestar, salud, unión familiar,…bendición.

Comentarios

Entradas populares de este blog

LA RISA

EL CONCEJO

PASEO DE VERANO